miércoles, 12 de febrero de 2014

Raro, raro, raro...


Raro, raro, raro... siento algo raro y a la vez me es muy familiar. Algo se mueve dentro, molesta, incomoda. ¿Qué me quieres decir? El "super yo" no para de mandar mensajes pero es mi "ello", mi inconsciente el que desea hablar. Pobrecito, no puede, no sabe y lo único que hace es transmitirme esa sensación... raro, raro, raro.

¿Qué es lo que quieres?. 

¿Dar marcha atrás? Eso nunca. No se puede dar marcha atrás, sólo tirar hacia delante porque con el pasado poco podemos hacer y regodearnos en él simplemente nos hace desviar la atención de nuestro presente y lo que es más importante, del futuro que queremos tener.

No sé lo que quiero ó más bien no tengo una decisión tomada. La diferencia entre "me gustaría" y "decidir" es que cuando decides no te planteas otro resultado posible.

Con mi "ello" dando pataditas no se puede decidir bien, pero debo intentar entenderle. ¿Qué me quieres decir?. ¿Que me he vuelto a equivocar? ¿Que hay cosas que no me cuadran pero tienen solución?.

Lo más importante es que pase lo que pase, decida lo que decida... no pasa absolutamente nada. El mundo no se acaba, sigue, rueda y yo en él.

Cada vez soy más fuerte. La edad, las experiencias son un gran apoyo, unos cimientos que te dan fuerza, que te recuerdan que... no pasa nada. Tranquila, tú puedes con todo. Con lo bueno para saborearlo al máximo y con lo malo para aprender del dolor y que te avise en nuevas circunstancias.

Creo que hasta me alegro de las desilusiones, las tristezas y amrguras.... son mi fuerza, mi sustento porque... no pasa nada.

Tengo muchas cosas buenas en mi vida. El amor es algo que se resiste, que no acaba de cuadrar... Raro, raro, raro...

¿El problema soy yo? A veces me lo planteo. Personas diferentes se cruzan en mi camino pero de nuevo esta sensación.... raro, raro, raro.

¿Acaso soy yo la que lo provoca? ¿Genero en los demás una dependencia que al principio me reconforta y después me axfisia? ¿Soy una vendedora de humo? ¿Muestro una imagen sólo para enganchar pero después, cuando mi verdadero YO sale a la luz.... BUFFF.... bomba de humo?

Y deseo huir. Que nada hubiese pasado y estar de nuevo desde cero. Empiezas con ilusión pero luego vuelve esta sensación... raro, raro, raro. 

Yaquí estoy, de nuevo contándole mis penas a una pantalla en blanco. ¡Qué pereza me doy! Pero... tampoco tengo nada que demostrar. Escribo para desahogarme, expresarme con libertad. ¿Parezco una ñoña? Y qué más da... si ésto es para mí, es mío, mi tesoro. Mis sentimientos, mis pensamientos son sólo míos y por eso son únicos. ¿Necesidad de reconocimiento a la vista? Puede... ¿Y qué pasa?. Nada, no pasa nada.


sábado, 25 de enero de 2014

una sensación, un punto de inflexión

No fue una discusión de las gordas, pero sí que para mí la primera discusión seria ó más bien la primera sensación de una discusión no resuelta. Así sí que de verdad "se empieza". 

No poder dialogar bien con argumentaciones que apoyen tu discurso me da mucha rabia.

Pero yo tengo mi propia conclusión, que a fín de cuentas es lo importante puesto que al final depende de una misma cómo quieras enfocar tu vida.

Tengo 33 años, se supone que astrológicamente es una edad en la que decides cómo quieres que sea tu vida. Un punto de inflexión.

Quiero empezar a ser YO, a no adaptarme a los demás, a que mis intereses o preferencias prevalezcan.

Ahora me espera un finde de meditación, de ver conflictos internos.... qué oportuno y ... qué pereza me da.

jueves, 23 de enero de 2014

Dejando hablar al inconsciente


Sólo escribo cuando estoy mal pero es la forma que tengo de dejar a mi inconsciente que se exprese. El pobre está en un sinvivir porque hace mucho que no le hago caso.

Estos meses he estado viviendo en una montaña rusa en la que disfrutado como una niña, me lo he pasado pipa!!!. Hacía mucho tiempo que no era tan feliz, que no tenía tanta energía, ni tantos viajes, ni tantos proyectos. Pero también he llegado a estar agotada físicamente. Me recuerda la sensación que tuve cuando en el 2008 viví un año non stop, como si hubiesen abierto la puerta de los toriles y tuviese que recuperar todo el tiempo que había perdido en los últimos 5 años.
Iba como vaca sin cencerro, apuntándome a cualquier plan con tal de no estar sola y queriendo hacer todo lo que mi antigua vida de represión me había impedido.

Ahora he vuelto a sentir esa sensación de kaos, de descontrol, de dejarme llevar sin pararme a pensar qué es lo que realmente me apetecía hacer.

Dudo de mí cuando siento estas emociones tan fuertes, estos subidones. Me voy conociendo y sé que después bajaré, querré parar y asentar mis sentimientos.

Mi inconsciente me ha ido dando señales pero era más fácil dejarme llevar. Muchas veces no me gusta hacerle caso, es muy pesado, molesta. Pero ahora veo que tengo que escucharle porque no me siento bien  y no me deja en paz.

Quiero parar. Parar en seco y reflexionar sobre lo que me apetece, lo que mi cuerpo necesita (y más aún mi mente).

Vivo de ideales, de sueños, de ilusiones. Me gustaría casarme, siempre me ha hecho mucha ilusión toda esa parafernalia pero nunca estaba segura de querer hacerlo con la persona que tenía al lado. (Gracias a Dios, fuí consecuente). Con la persona que estoy en estos momentos sí que lo veía claro pero a veces dudo qué parte es real y qué parte está motivada por mí misma.

Me adapto a la persona con la que estoy... si hay que llevar vida tranquila, la llevo, si hay que tragarse documentales de la Guerra Mundial, me los trago, si hay que correr, corro, si hay que salir, beber (el rollo de siempre), pues allá que voy.

Pero ¿y yo?, ¿qué es lo que realmente quiero yo?. Ya estoy empezando a dudar de cuáles son mis gustos o preferencias. Pero ahí está el inconsciente, siempre dispuesto a recordarme cuál es mi verdadero YO.

Me gusta hacer deporte por la sensación tan buena que te queda después, pero reconozco que muchas veces me da pereza. Me gusta estudiar, aprender cosas nuevas pero cuando no tengo tiempo para hacerlo con tranquilidad me agobio y se acaba convirtiendo en una obligación, en otra cruz de mi check list. Me gusta quedar con gente y que me cuenten sus cosas pero me agota muchas veces, me doy tanto que me olvido de mí, de guardarme un huequito para mí. Me gusta viajar pero es más el ansia de conocer sitios y luego cuando estoy allí me canso ó no me apetece ponerme de acuerdo con la gente que voy. Me gustan las manualidades pero sé que no soy especialmente mañosa y necesitaría más espacio en mi casa y más horas para hacerme algún curso o ir a algún taller. Me gusta leer antes de dormir. Me gusta fumarme un cigarro en mi salón y no en la cocina pasando frío y estando incómoda. Me gusta escribir. Me gustan los idiomas pero requieren bastante esfuerzo. Me gusta la psicología y la mente humana. Me gustan los blogs de moda y decoración. Me gusta oler bien. Me gusta comer. Me gusta tener detalles con la gente. Me gusta el magenta. Me gustan los animales, hacer rutas de senderismo. Me gusta esquiar, pero a mi ritmo, con calma. Me gusta estar sola, tener momentos en mi casa conmigo misma, sin hablar con nadie. Me gusta desayunar sin hablar, ir lentamente con mi café con leche por la casa, escribir o ver internet sin prisa.

Me gustan muchas cosas, sé que algunas con matices, pero en esencia soy YO.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Falsa moral



Nadie más que yo (bueno alguien sí) sabe lo que me ha costado llegar a este punto. Por fín soy FELIZ!!!

He encontrado a una persona que me llena al 100%, me hace reir y siento toda la vitalidad que tenía dentro pero que había estado aletargada por la tristeza.

Estos meses han sido increibles. Vuelvo a sentirme ilusionada y esta vez no sólo es una "pizca".

Tan sólo tengo una sensación agridulce porque me siento responsable de la persona a la que dejé. Me siento protectora, viéndole desvalido. Es un cariño fraternal ó más bien, maternal. Sé que es decisión suya seguir viviendo en Madrid aunque no conoce a nadie pero me inspira compasión.

Supongo que también tengo sensación de culpabilidad ya que "la que deja" es la mala y "el dejado" la víctima. Cosa que me hace mucha gracia porque yo he sido la víctima durante estos dos últimos años, aunque también fue mi elección y nadie me obligaba a seguir luchando por algo que era imposible que funcionase.

Pero la falsa moral es tremenda. Mi error en este caso ha sido gritar a los cuatro vientos que soy feliz (traducción: he colgado en el facebook unas fotos con mi actual pareja). Esto ha dado lugar a muchos comentarios (no públicos) y a una interpretación, "pobrecito".

Me digo a mí misma que me da igual lo que piense la gente, pero en el fondo no es cierto, a todos nos importa lo que piensen de nosotros los demás. Mi intención no ha sido hacer daño a nadie, de hecho mi exnovio no tiene facebook. Pero estoy tan contenta que me apetece exteriorizarlo a lo grande.

Está claro que es un error. Que el Facebook hay que usarlo con criterio y que lo he hecho mal.
Así que ala, a fustigarse un poquito, que ya tocaba...


jueves, 13 de junio de 2013


Estoy hecha un trapillo... Llevo toda la semana muy pachucha de la garganta y esta noche fue horroroso, sin parar de toser. Supongo que el cuerpo somatiza los estados de ánimo...

He tomado una decisión. He puesto punto y final a una relación que se ha caracterizado por mucho esfuerzo, tristeza y quiero pero no puedo.

Pero es difícil dejar a alguien que es muy bueno y te quiere un montón. Es difícil asumir que somos incompatibles y que así es complicado que seamos felices, ó al menos que yo sea feliz.

Lo he vuelto a hacer. Mi vida es un círculo vicioso. De nuevo vuelvo a dejar una relación porque no soy feliz, porque somos buenos pero no el uno para el otro.

Y aquí estoy volviendo a empezar de nuevo un libro en blanco.

¡Qué difícil es ser feliz!¡Qué complicado es el amor! cuando todo debería ser más sencillo...

Sigo creyendo en la ilusión pero ahora estoy triste. Segura de mi decisión pero triste. Otra pérdida más. Otra vez me equivoqué y no era la persona adecuada.

¡Qué cansada estoy de reinventarme!ó como dice una amiga, de "reorganizar" mi vida.

lunes, 29 de abril de 2013

Es complicado ser una ardilla



Ayer me dijeron que era como una ardilla. De un lado para otro, viviendo todo con mucha intensidad, atacada perdida, queriendo disfrutar de la vida y con el ansia de no querer perderme nada.

La verdad es que me sentí identificada con ese vayven de las ardillas, pero hay algo en lo que me parezco. La ardilla cuando está mordiendo su bellota, tiquití tiquití tiquití, dándole vueltas entre sus patitas, lo que está haciendo es intentar quitarle la cáscara al fruto para que así pueda rodar con facilidad y transportarlo a su nido.

Las ardillas se enfrentan a los problemas uno a uno. No intentan abordarlos todos a la vez. Y cuando están quitándole la cáscara a la bellota están centradas en "esa bellota".

Qué complicado es ser ardilla!. Saber gestionar toda esa energía, esa intensidad que te mueve para buscar soluciones a los problemas pero saber emplearla con inteligencia, no a lo loco.

Tengo que aprender a ser paciente. No se pueden solucionar todas mis dudas o bloqueos de golpe.

Quiero aprender a escucharme porque no sé.... Hablo mucho conmigo misma, razono y cuestiono mis emociones, pero es pura palabrería. ¡¡¡ Cállate un poco y escúchate !!!

viernes, 12 de abril de 2013

Un poco de luz en una mañana gris


Salgo del edificio donde trabajo, abandono el mundo gris, aburrido e impersonal. Voy camino de una tienda donde tienen cosas cucas de papelería porque mi idea es comprarme un cuaderno "cuco" donde escribir mis pensamientos. Pero la tienda está cerrada y no abren hasta dentro de 10 minutos, así que opto por dar una vuelta por la zona para hacer tiempo. Me doy cuenta de la cantidad de sitios acogedores y con encanto que hay en Madrid. ¡ Qué desaprovechados! ¡cuánto tiempo han estado ahí y yo metida en casa con mis estudios, mis agobios, mi vida kaótica sinsentido...!.

Entro en uno de ellos y el ambiente me encanta. Me pongo a mirar a las paredes, a las plantas que tienen, a la decoración, y como si viniese directa de una cueva pido con los ojos como platos y la boca tonta, un café con leche y sacarina.

¡Qué momento!, ¡ qué placer tan simple y cómo me llena!.

Pero... ¡ qué pena esta sola y no compartirlo con nadie!

¿Por qué?

¿Por qué no cuadro con la gente de mi trabajo? ¿Por qué nadie me llama ni me apetece a mí contar con la compañía de los que me rodean aquí?

No hay química, no hay feeling... mis mañanas son grises...